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¿Dónde diriges tu mirada?

Tres espacios diferentes, diferenciados unos de otros y a la vez unidos por el marco del escenario. Tres realidades que no se ignoran unas de otras pero que están ocurriendoa la vez.

Cada espacio muestra una mirada diferente sobre la misma historia.
Es el espectador el que decide que función quiere ver y es quien completa el sentido de la obra.

El espacio se conforma entorno a una secuencia de movimientos que se repite insistentemente, este será el eje central de la pieza y el espectador siempre podrá volver al espacio principal.

cuando tú y yo

Elenco
Maitane Aspe
Daryl Buckley
Sergio Doblas
Gónzalo Gómez
Itxaso Larrinaga
Rachel Mastin
Fátima Permuy
Mario Tello
Juan Carlos de la Vega

Dirección

Olga Hernández
Ayte de dirección

Antonio Fernández y Maitane Aspe
Plástica

Berta Navas
Diseño gráfico y audiovisual

Andrés López
Fotografía

Andrés López
Texto

Mario Marquina, Antonio Fernández y Sergio

Un evento inmersivo que revisa en clave de performance las relaciones tóxicas

A partir de esta idea nos sumergimos en el proceso de creación con una intención: manipular la percepción temporal del espectador con un único elemento de partida la Sonata a Kreutzer de Beethoven, de cuarenta minutos de duración, junto con el relato del escritor ruso Tolstoi.

¿Cuál es el instante en el que todo cambia pero que pasa desapercibido?
¿Dónde está la variación imperceptible de la melodía?

“LA TEMPORALIDAD ES UN ESPEJISMO QUE CONTROLA NUESTRA MENTE”.

La investigación nace del flechazo de Olga Hernández (a la dirección) con el texto de La sonata a Kreutzer de Tolstoi y la gestación del texto en sí. Esta melodía que inspiró al autor ruso que puesta en bucle se convierte en nuestra propia banda sonora, haciendo las veces de marcha nupcial o marcha fúnebre, creando una espiral de la que salir es imposible. Haciendo el mismo puente que propone Tolstoi decidimos partir de estos dos ejes: la repetición como excusa formal y las relaciones sentimentales tóxicas. 

El encuentro entre estos dos mundos nos da como resultado la fiesta de una boda en la que el público es un invitado (y cómplice) más en esta celebración del amor. Pero... ¿qué estamos celebrando realmente? En el centro de la fiesta el Novio y la Novia realizan en bucle una partitura de movimientos que atenta contra su propia integridad física y la de su pareja. Una performance que pretende poner en cuestión el papel del espectador como espectador pasivo, ya sea en la vida o en lo teatral. ¿Hasta cuándo seguirán en esta espiral de violencia? ¿Quién de nosotros será el primero en detener esto? ¿Nos atreveremos?

 

Pero, ay, ¡es que hay tanto que hacer en esta fiesta! La dama de honor me propone disfrazarme, el padrino está sorteando una cafetera Nespresso en directo, el fotógrafo me lleva a un photocall real y me dice que me manda las fotos a mi Instagram, la prima del pueblo me dice que me regala un chupito si mojo con una pistola de agua al Novio en el ojo... Por no hablar de que con la entrada me han dado un vale para una copa (que puedo canjear en una barra de bar real que hay en escena) y se me ha asignado como pareja a otro de los espectadores que me dicen que el lo que dure la fiesta será "mi alma gemela". ¡Hay tanto que hacer y tan poco tiempo para preocuparme por los otros!

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